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domingo, 12 de febrero de 2006

La vida cambia en un segundo


A veces entender ciertas historias se torna más difícil que vivirlas de cerca. De pronto te das cuenta que no todo es color de rosa sino más bien lastimoso como una cama de rosas.Julián por entonces cumplía el turno de 6 a 18 en el auto de alquiler negro y amarillo. Chofer ocasional, gustaba llamarse; nunca le cayó bien que le digan tachero. Un pibe sencillo, alegre, con dos grandes pasiones San Lorenzo y la música.
Argentina estaba en su etapa de mentirosa economía primermundista, el uno a uno hacía poco tiempo que había arribado y para algunos era la posibilidad de acceder a muchas cosas que antes eran cuasi privativas. Julián se compró un potente equipo musical, amplificador, equalizador, tres torres con parlantes de 18" sub woofers y woofers turbina. Un verdadero demoledor de paredes. Además aprovechó un regateo y se colgó una Gibson Les Paul. En Lomas del Mirador, los tanos ya no dormían siesta. A crédito se compró, poco tiempo después, su propio taxi. Todo el mundo viajaba en taxi, si cobraban en dólares... Una novia bellísima, simpática e inteligente. Digamos, una vida ejemplar.
Un viernes, no importa que día exacto, salió a comer un asado con algunos amigos. Comieron, bebieron, se divertieron hasta las 2 de la mañana. Como siempre. Al otro día la casa se despertó conmocionada, era incesante el desfile de gente. Todos, incluídos nosotros los amigos de su hermana Claudia, alternábamos el tiempo con las escaleras del Hospital Santojani.
Mucho tiempo después pienso que ni Julián sabía bien que pasaba.
-Cómo puede toda una vida desmoronarse en un segundo.
-Está estable...
Cuando llegó a su casa, después de ese asado, se sentó en su cama y disparó la 9mm en su boca. La bala estuvo alojada en la base de su cerebro, junto al cerebelo, por tres días. Estaba en coma farmacológico para evitar que se mueva, no podían retirar el plomo porque si se movía moría.
Al tercer día, recuperó el color de su piel, su madre dice que sonrió y parpadeó. Lo cierto es que de alguna manera, aún en coma, se movió, giró la cabeza como buscando terminar con esa situación... el plomo tocó el cerebelo y nunca más despertó.
Nadie entendió jamás que lo llevó a tomar esa determinación, pero todos sabemos ahora que la vida cambia en un segundo.

Los nombre fueron cambiados para reservarla identidad de los personajes

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