Recuerdo haber leído esas crónicas, relatos o aguafuertes, en que un personaje patético y solitario, abandonado por la suerte, levanta la copa en la mediocridad de un hotel de mala muerte mientras en extramuros resuenan los fuegos de artificio.
Y recuerdo al fantasma que visita a los desgraciados que no merecen siquiera la oportunidad de ser visitados.
Y a los duendes que ayudan al esmerado zapatero cuando el límite de la vida lo pone contra las cuerdas, sin migaja ni elixir que probar.
Y mientras resuenan las gotas cayendo sobre los baldosones en las paredes del viejo baño compartido recuerdo también el descreimiento hacia aquellas historias, lejanas e impensadas para la vida de un joven con afición por la literatura.
Queda el hotel desierto, en silencio. Sólo la voz de Serrat diciendo que son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón… las que nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve.
La casona parece habitada por fantasmas, duendes, recuerdos y pasado olvidado. Sobresaltados por las explosiones pirotécnicas. Esquivando al personaje de esos cuentos. Escondiéndose detrás de las viejas rejas artesanales de fundición. Burlándose, porque ellos, en la eternidad, están acompañados, unos con otros y con el resto de sus pares. La más sensible, esa novia que se suicidó tras el plantón en el altar, soltando alguna lágrima, tal vez.
Y las decenas de mensajes en el celular, o las llamadas no llenan el vacio.
Y nada es más patético, y solitario, y abandonado por la suerte, que levantar la copa en la puta soledad de una habitación de hotel, cuando las doce campanadas hacen que en extramuros todos griten Feliz Navidad…
18 de noviembre: Volver a la caverna
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Originalmente publicado en El Diario del Centro del País, página 2 de la
edición 18/11/2017
*Escribe: Marcelo J. Silvera @MarceloJSilvera *
En la Alego...
Hace 7 años.
5 comentarios:
No iba a contestar este post, porque no quería exhumar un sentimiento vivido. Sobrevivido (debo confesar que a duras penas) como en la guerra más feroz que deja las más penosas cicatrices. He vivido el sentimiento de estar así... incluso acompañado (y no por fantasmas y duendes)... como vivir en un mundo paralelo mirando tras de un escaparate la vida de los demás transcurrir. Sentir el vacío respirar en tus narices y moverse a paso lento, nauseabundamente aletargado, mientras el mundo "real" se desarrolla en latigazos de velocidad. Qué puedo decir... nada. Por eso no iba a escribir nada. Tiempo. Las paredes se diluyen, los caminos se entrecruzan, el vacío se llena. Tenacidad, nobleza, tiempo. TNT… sí, es una bomba para los que le jugamos carreras a la vida, para los no podemos esperar.
Excelente Marce Un Abrazo en la oscuridad de la habitacion donde nada llena......
Qué pasa? volvio el Emo? No creo pero de ser asi, Vamos que como vos me dijiste una vez , la vida siempre se descuida y ahi hay que aprovechar!
Gato: "El mundo el cascabel de un gato asustado" dice Serrano, talvez yo no sea más que eso...
Walter: Gracias amigo.
Terca: Si, volvió... chan...
Nooooo! Porqueee! Que se puede hacer por un EMO en tu caso? Si te sirve podés pagar la deuda (SI LA RECORDÁS)cuando quieras. Avisame , aca hay una amiga libre de escucharte. Vamos Marce!. EMO GO HOME!!!
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