Cuando abrió los ojos la botella vacía dormía sobre su pecho. Intentó incorporarse pero el dolor en su sien se lo impedía.
Los dedos de su mano derecha sentían el frío del metal. Los de su mano izquierda encontraron un elemento extraño, lo tomó y lo llevó delante de sus ojos. El display del celular aún mostraba el último mensaje de texto leído: “Organizamos cumple de Chiche. Nos vemos en tu dpto”.
Al otro lado de la habitación que apenas reconocía yacían su compañera de toda la vida y su mejor amigo.
La sirena se oía cada vez más cerca, una frenada brusca entró por la ventana, y comprendió que su dolor no cesaría.
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